Mies Van Der Rohe, Casa tres patios
Se trata de un proyecto nunca construido, realizado en 1934 por el arquitecto Ludwing MiesVan del Rohe (Aquisgrán 1886-Chicago 1969). Más que proyecto, se trata de un experimento
teórico en el que el autor dibuja en planta, vista y perspectiva una casa con tres patios. Si se
observa detenidamente, se advertirá que se trata de una casa de gran superficie en una parcela
de forma rectangular de 40 x 27 m. El perímetro de la parcela está materializado con un muro
de mampostería de ladrillos a la vista de 3.20 m. de altura por 30 cm. de espesor. La casa, en
forma de T, se dispone transversalmente en la parcela, generando tres patios, uno principal a
través del que se ingresa a la casa, y dos patios menores. Los espacios se materializan
mediante planos: un techo soportado por esbeltas columnas metálicas dispuestas con rigor
geométrico dentro de una grilla modulada de 1 x 1 m; tabiques divisorios interiores que no
cumplen funciones estructurales, por lo tanto removibles; piel exterior de vidrio que genera
continuidad entre el espacio interior y el espacio exterior. La altura interior de 3.20 m.
corresponde a la intención del autor de generar una simetría horizontal. Podemos ver que la
casa rompe con los estándares academicistas imperantes en la época: no hay simetría estricta,
sin embargo, se advierte –en esta obra y en otras obras del autor- que se busca producir un
tipo de simetría diferente: simetría horizontal. Al definir en 3.20 m. la altura del espacio
interior, la línea de horizonte se ubica al medio, aproximadamente a 1.60 m. Tanto el piso
como la cara interna del plano de techo poseen las mismas características en cuanto a textura
y color. El piso siempre es un plano modulado cuya superficie pulida refleja el blanco del
plano de techo, generando una atmósfera luminosa y densa.
Un detalle que no es menor, es que el programa de la casa no es un programa clásico: hay un
solo dormitorio, lo que pone en evidencia que, independientemente de la gran superficie, la
casa es concebida sobre la base de un programa singular, y que la solución adoptada busca
aislar al individuo, generando un interior absolutamente privado respecto del espacio público,
la calle, los vecinos. Atendamos ahora a las observaciones de Inaki Ábalos1
en referencia a este proyecto:
“¿Para quién pueden ser estas viviendas?¿Para qué formas de vida están diseñadas? No hay familias en
estas casas, la familia como programa ha sido rechazada. En ninguna de estas casas hay más de un
dormitorio, o mejor y con mayor precisión, más de una cama. Con mayor precisión porque no existe un
espacio clausurado que podamos denominar dormitorio.”
“Los muros (perimetrales) están ahí para otorgar privacidad, para ocultar a quien habita, para permitir
desarrollar dentro de la casa una vida profundamente libre, al margen de toda moral o tradición, al
margen de toda vigilancia, social o policial, al margen, en definitiva, de la insoportable visibilidad que
la moral calvinista imponía a sus compañeros modernos y su arquitectura positivista. Los muros están
ahí porque el sujeto huye de la publicidad, desea aislarse, desarrollar su yo con plena independencia
respecto de cualquier comentario moral.”
“Miremos ahora la casa proyectada por Mies en su totalidad, mas allá de los límites interiores definidos
por sus galerías acristaladas. Ante nosotros se alza un espacio acotado, un gran patio ajardinado que es
expansión de la casa tanto como representación de la naturaleza. Al escindirse del resto por las altas
vallas, lo que en él hay ya no es naturaleza en estado puro sino una construcción artificial de la
naturaleza, una representación artificial del mundo.”
“¿Qué ve este habitante?¿Por qué ha elegido esta forma de relacionarse con la naturaleza, y a su través,
con el mundo? Se trata de una relación contemplativa: no hay lugar para el pequeño huerto, ni para el
cultivo de flores, ni para objetos de uso doméstico, fuentes o piscinas, para todo el conjunto de
implementos con los que el hombre, la familia-tipo moderna, amagan un contacto activo e implicado
con el medio natural. Si pudiésemos estar eternamente sentados contemplando este paisaje desde uno de
los sillones Barcelona de su interior y acelerásemos esta visión como si se tratara de la suma de los
fotogramas de una película, asistiríamos a un espectáculo revelador: el de la eterna sucesión de lo
mismo, el de la plena circularidad del tiempo natural frente a la linealidad del histórico.”
“La casa con tres patios no podría nunca ser una vivienda en el campo, fuera de la ciudad. Sería ridículo
imaginarla habitada por alguien calzado de forma rústica o siquiera casual. El sujeto miesiano sin duda,
usa unos magníficos zapatos de piel primorosamente cosidos a mano. Es el calzado de alguien
acostumbrado a andar por aceras bien pavimentadas, a pasear, a salir de su casa para relacionarse en los
cafés, en los teatros, en los comercios y bulevares de la ciudad. Como el flâneur baudelariano, o el blasé
de Georges Simmel, es un mundano, un hombre de costumbres sociales intensas.”
“Esta mecánica de aislamiento y expansión es la base privilegiada del proyecto miesiano: por ello es
fácil comprender que quien habita la casa no es ningún defensor de la vida natural, del alejamiento de la
ciudad, sino que vive y necesita estar próximo al ágora, a los nuevos espacios públicos de la ciudad
burguesa.”
Plano de la casa tres patios.
fuentes: http://arquitecturauda.blogspot.com.ar/2012/01/casa-tres-patios-archicad-1a-dibujo.html
http://teoriaymetodosb.blogspot.com.ar/2013/03/planos-casa-tres-patios-mies-van-der.html
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